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miércoles, 30 de enero de 2013

Querellas dinásticas




Desde la encomienda de Barcelona continuamos con el apartado destinado a saber más sobre la Orden del Temple. Por ello decididamente extraemos un nuevo texto del catedrático en historia Alain Demurger de su libro “Vie et mort de l’ordre du Temple”, donde nos explica las tramas y distintos apoyos que tuvo el Temple con los distintos estados, tanto de Europa como de Oriente Próximo.

Desde Temple Barcelona estamos convencidos de que su lectura la encontraréis interesante.

Hemos visto que, al liberar al rey Guido de Lusiñán y a Gerardo de Ridefort en 1188, Saladito sembró el desorden en el reducto latino de Tiro, puesto que el nuevo dueño del lugar, Conrado de Montserrat, les negó la entrada en la ciudad. Sabemos también cuál fue la reacción de Guido: ir a sitiar Acre. Con ello, los latinos recobraron la iniciativa para la tercera cruzada. El emperador Federico I no llegó nunca a Acre; se ahogó en Asia Menor. Pero Felipe Augusto y Ricardo Corazón de León están allí para aceptar, el 12 de julio de 1191, la rendición de la ciudad. El rey de Francia regresa de inmediato, mientras que Ricardo, con el apoyo del Temple y el Hospital, emprende la conquista de las villas costeras. Por consejo de las órdenes, renuncia a tomar Jerusalén, que los latinos no tendrían posibilidades de defender.

Los dos reyes tienen que solucionar las diferencias entre Guido y Conrado, cuya puesta es la suerte de la corona de Jerusalén. En esta ocasión, las órdenes militares sobrepasarán su papel natural de consejeros militares. Situados en el núcleo de los órganos del poder, se convierten en el elemento fundamental del “cuerpo político”. Su intervención será determinante en la solución de la crisis dinástica.

Guido de Lusiñán es rey por derecho de su mujer, Sibila. Conrado pone en duda su legitimidad a causa de las responsabilidades de Guido en el desastre de Hattin. Él se ha casado con la hermana menor de Sibila, Isabel. Las órdenes toman pronto su partido: el Temple, siguiendo a su maestre Ridefort, defiende con decisión a Lusiñán, mientras que el Hospital se inclina moderadamente por Montserrat. La llegada de Felipe Augusto y de Ricardo lo cambia todo. El primero sostienen a Conrado; el segundo a Lusiñán. Las órdenes cambian de chaqueta, y el Temple se une a Felipe y Conrado, el Hospital a Ricardo y a Guido de Lusiñán.

Sin embargo, el Temple no sigue ciegamente a Felipe Augusto. El nuevo maestre, Roberto de Sable, es un Manceau y, por consiguiente, vasallo de Ricardo. Protesta cuando Felipe Augusto establece sus cuarteles en la casa del Temple, “que me conducirán hasta mi país como si yo fuera templario”. En realidad, las órdenes han intentado en vano reconciliar a Ricardo y Felipe.

La rivalidad Montserrat-Lusiñán se soluciona en 1192. Montserrat se convierte en rey de Jerusalén y Guido recibe Chipre. Pero Montserrat es asesinado en ese mismo año. Su viuda, Isabel, la última heredera de la dinastía de Fulco de Anjou, se casa, con la aprobación de las órdenes, con Enrique de Champaña (1192-1197). Al morir Enrique en 1197, templarios y hospitalarios pusieron el veto a las pretensiones de Raúl de Tiberíades, barón de Palestina, por juzgarle demasiado pobre. Isabel se casó, pues, con Amalrico de Lusiñán, hermano de Guido. A su muerte, en 1205, las órdenes aconsejan pedir a Felipe Augusto que elija un esposo para la hija de Isabel, María, y por lo tanto un rey. El rey de Francia designa a Juan de Brienne, caballero de Champaña, que será el último verdadero soberano de Jerusalén (1205-1225).

Como se ve, las órdenes se opusieron en Jerusalén con respecto a las personas, pero adoptaron una política común: unión en torno a un verdadero rey.

En la misma época, estalla en Antioquia una guerra de sucesión (1201-1216). El principado del Norte, dirigido por Bohemundo III, vive poco más o menos en paz con los musulmanes de Alepo, pero está comprometido en un conflicto permanente con sus vecinos armenios de Cilicia. León III de Cilicia, vasallo de Bohemundo, quisiera invertir la relación feudal y someter el principado de Antioquia. Bohemundo III tiene dos hijos: Raimundo, el mayor, destinado a sucederle en Antioquia, y Bohemundo, el menor, conde de Trípoli.

Se forman tres grupos de intereses. León puede contar con el apoyo de la baronía de Antioquia, armenia o de sangre mezclada franco-armenia. En 1191, se ha apoderado de la antigua fortaleza templaria de Baghras, o Gastón, conquistada y luego desmantelada y abandonada por Saladito. Baghras es la clave de acceso a Antioquia a partir de Cilicia. En consecuencia, el Temple, que posee algunos castillos en Cilicia, como Roche-Guillaume, yque reivindica Baghras, y la burguesía latina de Antioquia, que se ha erigido en comuna en 1194 y que rechaza el dominio armenio sobre la ciudad, lo mismo que rechazó antaño el de los bizantinos, se oponen a León. Entre estos dos grupos se encuentra el de los moderados, reunido en torno al príncipe de Antioquia, Bohemundo III, y que se inclina por un acuerdo con Cilicia. Lo sostienen el rey de Jerusalén. Enrique, y el papa, puesto que éste teme una falsa maniobra que haga fracasar el acuerdo de unión de la iglesia armenia con Roma, que se halla en buen camino. Los moderados favorecen el matrimonio del hijo mayor de Bohemundo, Raimundo, con la hija de León III de Cilicia. De este matrimonio nacerá Raimundo Rupén. Raimundo muerte, y después Bohemundo III. En 1201, Raimundo Rupén, todavía niño, se convierte en príncipe bajo la tutela de su tío abuelo León II de Armenia. La burguesía de la ciudad se rebela y abre las puertas a Bohemundo de Trípoli, que se proclama príncipe con el nombre de Bohemundo IV.

Los templarios apoyan a este último, mientras que los hospitalarios siguen a León y al príncipe legítimo, Raimundo Rupén. Emboscadas y golpes de mano alternan con treguas y entrevistas de conciliación. En 1203, los templarios rechazan un comando armenio que había penetrado en la ciudad; en 1211, un grupo de templarios, que iba a reaprovisionar la fortaleza de Port-Bonnel, en Cilicia, cae en una emboscada, en la que resulta gravemente herido el maestre del Temple, Guillermo de Chartres.

La crisis se calma provisionalmente en 1216. Raimundo Rupén es reconocido por todos en Antioquia. Ha tenido la prudencia de devolver Baghras a los templarios, lo que suprime la principal razón del apoyo del Temple a Bohemundo IV. En este caso, los templarios proporcionaron lo esencial de las tropas a uno de los partidos que se disputaban el poder. Creo inútil multiplicar los ejemplos de las intervenciones de las órdenes en las cuestiones políticas de los Estados latinos. Se repiten a lo largo de todo el siglo. Todavía a comienzos del siglo XIV, el Temple se mezclará en el conflicto dinástico de Chipre.



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