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miércoles, 31 de marzo de 2010

Semana Santa: Miércoles Santo


En la lectura del martes, podemos observar dos temas principales: por un lado, Jesús anuncia a sus discípulos que uno de ellos le va a entregar, y por otro, Jesús le explica a Simón Pedro que llegará a negarle públicamente.

Centrémonos en esta segunda cuestión. Si Pedro, líder de los apóstoles, en un momento de miedo por seguir la misma suerte que Jesús, lo negó hasta tres veces. ¿Cuántas más no le habremos negado nosotros? Cada vez que miramos hacia otro lado, e intentamos que muchos de los problemas que rodean al prójimo, no nos influyan. Cada vez que negamos la ayuda, a personas necesitadas. Cada vez que sentimos odio por alguien. También nosotros le estamos negando reiteradamente.

Un buen cristiano, no sólo tiene la obligación de asistir a las liturgias religiosas, conmemorando de esta forma la misión de Jesús en la tierra. Sino que también tenemos la obligación de seguir su camino. Aquellos que elijan seguirle, podrán hallar la felicidad eterna.

En la siguiente lectura, podremos comparar la versión que nos ofrece el evangelista Mateo, sobre la Última Cena.

Desde la encomienda de Barcelona, deseamos que el texto sea de vuestro agrado.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo

En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: “¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?” Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

El primer día de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?” Él contestó: “Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decirle: “El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.” Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían, dijo: “Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.” Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro: “¿Soy yo acaso, Señor?” Él respondió: “El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.” Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: “Soy yo acaso, Maestro?” Él respondió: “Tú lo has dicho”.

Mt 26, 14-25

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